CON FLORES A
PORFÍA,
CON FLORES A
MARÍA
QUE MADRE
NUESTRA ES.
De nuevo
aquí nos tienes,
purísima
Doncella,
más que la
luna bella,
postrados a
tus pies.
Venimos a
ofrecerte las
flores de
este suelo,
con cuánto
amor y anhelo,
Señora, Tú
lo ves.
Por ellas te
rogamos,
si cándidas
te placen,
las que en
la gloria nacen
en cambio Tú
nos des.
También te
presentamos
rendidos
corazones;
haz, Madre,
que estos dones
te sean
honra y prez.
No dejes de
tu mano
al alma,
pobrecilla,
cual frágil
navecilla
sin Ti diera
al través.
Tu poderosa
mano
defiéndanos,
Señora
y siempre
desde ahora
a nuestro
lado estés.
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